CAMBIARTE DE CASA
Temblé de emoción al entrar y ver este espacio vacío, atrás
queda una parte, atrás queda un año difícil, semanas, días, horas de angustia,
también quedan días que me cedieron aliento, calma, consuelo…aquí aparece este
espacio vacío, único, silencioso y solitario, lleno de ecos. Aquí aparece la
escena más importante de la película, aquí aparece el escenario en donde solo
contemplas sin recuerdo alguno... Aquí aparece el presente, esa parte que vivimos
sin ser conscientes, la humanidad desnuda, sin pertenencias…
Aquí en la más completa soledad, un espacio, un lugar y
tiempo único, irrepetible, ese instante
donde sientes que todo está a tu favor, que no necesitas más que respirar
profundo, y alucinar con la escena sencilla, con tu cuerpo completo, con tus ganas, con el palpitar de tu corazón, de tus sentidos alertas, con
la bonanza de vivir “no la vida”, de alucinarla solamente, de asegurar que estás y que ese espacio si existe… Y que
está creado y recreado por tu conciencia, en este espacio converge ese misterio
de existir, de sentirte, de abrazarte y estar completamente segura de que estás.
Este escrito es como diría Nicanor Parra, una alucinación del filósofo, una tendencia
clara a la locura.
Cuando entre sentí que intervenía. No, no, que interrumpía,
un espacio que no necesita otro ser, que existe por si mismo, que no le daba vida, porque ya vive hace mucho tiempo…Y, son mis ganas, las ganas de
apoderarme, de fusionarme, de ser dueña y ama de este lugar, de un modo
ególatra, colonizadora. Wou, este espacio se rindió sin resistencia…Y
así, este espacio lleno de silencio me permite abrir la primera ventana, me
permite usar una esquina, y observar desde ahí el silencio, que a estas alturas
es música, y así termina este sencillo escrito, para mí demasiado importante…