jueves, 4 de diciembre de 2014

                                           CAMBIARTE DE CASA


Temblé de emoción al entrar y ver este espacio vacío, atrás queda una parte, atrás queda un año difícil, semanas, días, horas de angustia, también quedan días que me cedieron aliento, calma, consuelo…aquí aparece este espacio vacío, único, silencioso y solitario, lleno de ecos. Aquí aparece la escena más importante de la película, aquí aparece el escenario en donde solo contemplas sin recuerdo alguno... Aquí aparece el presente, esa parte que vivimos sin ser conscientes, la humanidad desnuda, sin pertenencias…
Aquí en la más completa soledad, un espacio, un lugar y tiempo único,  irrepetible, ese instante donde sientes que todo está a tu favor, que no necesitas más que respirar profundo, y alucinar con la escena sencilla, con tu cuerpo completo, con tus ganas, con el palpitar de tu corazón, de tus sentidos alertas, con la bonanza de vivir “no la vida”, de alucinarla solamente, de asegurar  que estás y que ese espacio si existe… Y que está creado y recreado por tu conciencia, en este espacio converge ese misterio de existir, de sentirte, de abrazarte y estar completamente segura de que estás. Este escrito es como diría Nicanor Parra,  una alucinación del filósofo, una tendencia clara a la locura.




Cuando entre sentí que intervenía. No, no, que interrumpía, un espacio que no necesita otro ser, que existe por si mismo, que no le daba vida, porque ya vive hace mucho tiempo…Y, son mis ganas, las ganas de apoderarme, de fusionarme, de ser dueña y ama de este lugar, de un modo ególatra, colonizadora. Wou, este espacio se rindió sin resistencia…Y así, este espacio lleno de silencio me permite abrir la primera ventana, me permite usar una esquina, y observar desde ahí el silencio, que a estas alturas es música, y así termina este sencillo escrito, para mí demasiado importante…